La espiritualidad, entonces, podría ser eso: El cultivo de la energía que fluye dentro de uno mismo. Los taoístas lo llaman la órbita microcósmica, un circuito energético donde cada persona puede hacer circular su energía y todo tipo de técnicas para maximizarla e incluso almacenarla (esta parte quizá es la más controversial). Esta práctica, en términos generales, sirve para aportar mayor equilibrio y comprensión al individuo del mundo que le rodea, la órbita macrocósmica. Es decir, el universo.
Le puedes añadir dioses, gnomos, inciensos y parafernalia de cualquier tipo, pero la naturaleza última de lo denominado "espiritual", en realidad podría ser el arte de manejar "lo intangible". De ahí que lo intangible, aquello que no podemos tocar, tenga esa aura especial, inefable, con halo de misterio eterno que nadie sabe explicar con claridad. Se podría decir, entonces, que la espiritualidad, en realidad, es solo eso. El cultivo, la gestión, la percepción y el arte de comprender nuestra propia energía vital, que es, a su vez, la energía del universo, lo que podríamos llamar la divinidad.
En el Kundalini Yoga, la energía sexual está representada como una serpiente enrollada que descansa en la pelvis. Elevar la energía sexual es desenrollar la serpiente a través de la columna hasta llegar al cerebro, donde se siente una especie de extasis divino, cuando se logra concentrar la energía allí. En la biblia encontramos que Moises, a partir de una serpiente enrollada, crea una vara con poderes divinos. Tanto en la alquimia occidental y el conocido Ouroboros, como en tradiciones de mesoamérica con la serpiente emplumada, pasando del sufismo a la cábala; la serpiente simboliza una conexión con lo divino y la sabiduría. Este ascenso de la energía está intimamente asociado con dotar al prácticante de poderes poco corrientes como la clarividencia o una fuerza de voluntad sobrehumana. Nadie sabe muy bien como, pero se intuye que el calado de estas tecnologías espirituales en todo el planeta fue muy amplio, aunque ahora haya caido en conocimiento exclusivo para iniciados.
Es casi un tópico aquello de: la belleza está en el interior, que lo material no es lo importante. Y es que venimos de donde venimos. Toda nuestra cultura está impregnada de un desprecio al cuerpo físico. El cristianismo lo toma de Platón, y este a su vez de Pitágoras, que era un auténtico fan boy de las disciplinas orientales. (Esto cógelo con pinzas, por supuesto). Lo importante es que se intuye un hilo rojo que conecta todo este culto a lo inmaterial. Esto pueden ser números, ideas, almas, dioses, pero... ¿Sabes qué? Todas estas cosas no existirían y no se podrían expresar sin una fuente de energía. Así las cosas, ¿Se puede argumentar que lo espiritual, es básicamente energía?